mayo 10, 2013

Debe clarificarse la magnitud de las reservas de gas en Magallanes

Estado debe comprometerse con solución energética para Magallanes.  

Quiero expresar mi preocupación ante la evidente discrepancia exhibida entre la Empresa Nacional de Petróleo, ENAP y el Gobierno respecto a las reservas de gas disponibles en la región austral, a partir del próximo año. 

Las diferencias surgieron luego que la petrolera pública señalara, a través de su Gerente General, Ricardo Cruzat, que no podía asegurar el abastecimiento de gas natural domiciliario para el 2014, mientras que según datos oficiales comunicados mediante oficio por el Ministerio de Energía al Parlamento, en octubre de 2012, las reservas serían de 8.117 millones de m3, en tanto el gasto anual promedio de la región seria de 400 millones de m3, incluyendo el consumo residencial, comercial, industrial, fiscal y vehicular. 

El Ejecutivo y la empresa estatal deben clarificar, a la brevedad, esta situación, pues las cifras no concuerdan. Según el Gobierno quedaría gas para entre 5 y 20 años, según la magnitud del consumo y el funcionamiento o no de Methanex, en tanto ENAP indica que está en peligro el abastecimiento para el próximo invierno. 

La Moneda tiene que ocuparse prioritariamente de esta situación que puede resultar muy grave en los próximos años. El suministro de gas para Magallanes es un tema país y el Estado tiene un rol prioritario en la solución del problema energético en la zona.

Cuando la zona central se quedó sin gas, el Estado a través de ENAP encabezó la creación de un consorcio que desarrolló el proyecto GNL en Quintero, por lo que necesitamos que se impulse la exploración y explotación de diversas opciones, tradicionales y alternativas, que contribuyan a solucionar este déficit, cuya cuantía, además, debe aclararse. 

Junto con estas inversiones deben adoptarse medidas legales, como el proyecto de ley que he propuesto, que aseguren el gas para el consumo residencial. Cualquier inversión será insuficiente si no se pone el énfasis en la gente, priorizando el gas para consumo residencial. No podemos volver a cometer el error de privilegiar los intereses particulares por sobre el bien común.

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