Desde 2006 vengo impulsando moción que otorga mayor información y compensaciones a los usuarios
Es urgente modificar el Código Aeronáutico con el objeto de reforzar los derechos de los pasajeros aéreos. Al respecto, vengo proponiendo modificaciones legales desde la década pasada. Tras un primera moción del 2004 que no prosperó, ingresé una segunda iniciativa dos años más tarde, la que ya fue aprobada por el Senado y se encuentra en un muy avanzado trámite en la Cámara de Diputados.
La normativa vigente está obsoleta. El propósito del proyecto del 2004 era actualizar nuestra legislación a las modificaciones que los países más desarrollados, particularmente de Europa ya habían llevado a cabo. Ahora, mientras en el Viejo Continente se prepara una nueva reforma en favor de los usuarios, nosotros seguimos con disposiciones de los años ’90, cuando las condiciones y masividad de este tipo de transporte era muy distinta.
No resulta entendible que las mismas líneas aéreas estén sometidas a una regulación y exigencias cuando arriban o zarpan de Europa y a otra menos rigurosa y protectora cuando lo hacen en el territorio nacional o hacia América Latina.
Los anuncios recientes del Ministerio de Transportes para mejorar la información a los usuarios y facilitar los reclamos al SERNAC son insuficientes. El problema principal en nuestro país es el retraso de la regulación, que no favorece la defensa de los derechos de los pasajeros.
Entre las principales materias que deben mejorarse está la entrega a los usuarios de información precisa y clara sobre las restricciones y condiciones de los tickets y las compensaciones en caso de cancelaciones o retrasos de los vuelos. En el primer sentido, resulta fundamental permitir que los usuarios comprendan, al momento de adquirir el pasaje, las limitaciones que poseen de modo de evitar sorpresas posteriores, en que no pueden modificarlos sin pagar fuertes multas o cargos adicionales.
Asimismo, hace falta un sistema más expedito y claro de compensaciones. En muchos países se ha ido avanzando hacia una escala clara de indemnizaciones inmediatas dependiendo del tiempo de retraso y de la duración de los vuelos. Asimismo, debe abrirse la posibilidad de que en un juicio expedito los pasajeros demanden sumas complementarias por los perjuicios adicionales sufridos por los retrasos, tales como cancelaciones de reservas hoteleras o el daño moral por no acceder a algún compromiso laboral o familiar.
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