Complementaría mayor rol del Estado en materia energética. Además debe incluirse sueldo mínimo regionalizado.
He solicitado a Alberto Arenas, coordinador programático de la candidata presidencial de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, analizar la ampliación del giro y transformación de ENAP en una Empresa Nacional de Energía al programa de la oposición.
He venido promoviendo esta idea desde hace ya varios años, lo que apunta, por una parte, a potenciar a la empresa evitando que su continuidad dependa exclusivamente de la explotación de hidrocarburos y, por otra, a enfrentar la necesidad del país de diversificar su matriz energética a través de la incorporación de fuentes alternativas.
ENAP puede y debe asumir, a nombre del Estado, el impulso que se necesita para el desarrollo de energías renovables no convencionales, como la eólica, la mareomotriz, la solar o geotérmica. La petrolera pública tiene la capacidad técnica y los recursos humanos necesarios para sumir el desafío.
Esta materia está muy vinculada al eje central del programa opositor que apunta a reforzar el rol del Estado en la economía y en la provisíon de servicios básicos, modificando, para ello, la Constitución Política de la República. Hasta ahora ha primado el dogma de dejar estas materias a los privados, pero si se decide que el Estado tendrá un rol decisivo en la materia, como se ha venido planteando en los últimos meses, ello debe ser complementado con la ampliación del giro de ENAP para que encabece este desafío.
Además, he solicitado al equipo programático de Michelle Bachelet, incorporar la creación de un sueldo mínimo regionalizado. La situación actual con una remuneración base igual para todas las regiones del país perjudica a los trabajadores de las zonas extremas, como Magallanes. En los hechos, producto de la diferencia en el poder adquisitivo, nuestros trabajadores ganan menos por su jornada de trabajo, lo que constituye un factor de desigualdad que requiere ser corregido.
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