HidroAysén no es el único camino. Sudáfrica acaba de lanzar gigantesco plan de energías no convencionales.
Mientras en Chile se insiste majaderamente en que las fuentes renovables no convencionales no son suficientes para generar la magnitud de energía que necesitamos y que su precio es muy elevado, surgen claras pruebas de que se trata de un opción viable.
Mientras en Chile se insiste majaderamente en que las fuentes renovables no convencionales no son suficientes para generar la magnitud de energía que necesitamos y que su precio es muy elevado, surgen claras pruebas de que se trata de un opción viable.
En los próximos tres años se licitarán nuevos proyectos hasta llegar a 3.745 megavatios, que superan largamente las perspectivas del complejo hidroeléctrico Hidroaysén, que inundaría 5.910 hectáreas en la XI Región y que aportará 2.750 megavatios al Sistema Interconectado Central (SIC).
Lo realizado por Sudáfrica es un claro ejemplo de que existen alternativas a Hidroaysén y que con las fuentes y recursos naturales que Chile posee es posible dotar al país de energía a costos razonables, pero con un menor impacto ambiental. Si bien existen diferencias entre ambas naciones, debemos iniciar un salto hacia la energía verde que el mundo exige y que será vital para que en el futuro nuestros productos mantengan sus mercados de exportación.
HidroAysén no es el único camino posible, menos aún cuando impactará gravemente el ecosistema de la Patagonia, además de afectar a una vasta extensión del territorio con su tendido de transmisión, pero necesitamos actuar con más audacia.
Hay que analizar seriamente el proyecto surafricano y lanzar nuestro propio Plan Nacional sobre la materia. Las energías renovables no convencionales son una opción disponible y viable, pero se requiere decisión para impulsarlas, evitando las inercias y presiones de grupos económicos, que apuestan a seguir con las energías tradicionales.
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