diciembre 29, 2011

Hay que reforzar prevención y equipos de emergencia en Torres del Payne

Necesitamos saber cuánto se cumplió el 2005 y cuánto nos falta para proteger parques y reservas nacionales.

Nuevamente un gigantesco incendio afecta al Parque Nacional Torres del Payne consumiendo una cantidad no determinada de hectáreas de vegetación. Es muy lamentable. Resulta imprescindible mejorar las medidas de prevención y combate de emergencias, tanto en esta como en otras áreas protegidas del país.

Con ocasión de un incendio anterior, ocurrido el año 2005 por la imprudencia de un turista checo, se anunció un reforzamiento de la inversión en seguridad y equipos de prevención y combate al fuego.

Es necesario saber, con certeza, cuanto de lo comprometido en esa ocasión se cumplió y cuanto falta para contar con el personal, el equipamiento y los planes de acción que se requieren para enfrentar este tipo de situaciones.

Debe, asimismo, insistirse en las medidas de cuidado y educación dirigidos a los visitantes, de modo que tomen conciencia de la necesidad de agotar los esfuerzos para prevenir siniestros. Esto, también, nos revela la inconveniencia de recargar estos lugares con infraestructura que ponga en peligro la sustentabilidad, como ocurre con el concurso de iniciativas que están desarrollando SERNATUR, CONAF y la Subsecretaría de Turismo. Debe estudiarse, además, endurecer las sanciones para los responsables de estos incendios.

Con ocasión del siniestro anterior propuse dos iniciativas legislativas, en trámite en la Comisión de Medio Ambiente del Senado, una para endurecer las penas para quienes produzcan daños en las áreas silvestres protegidas y otra para contribuir a mantener la armonía estética de los alrededores de parques y reservas nacionales.

Se trata de lugares que tienen enorme importancia, desde el punto de vista de la conservación y la preservación de la biodiversidad y que, por lo tanto, deben tener mayor protección de la ley frente a las presiones inmobiliarias en su entorno y respecto de conductas negligentes o dolosas de los turistas que los pongan en peligro.

Por último, he solicitado a SERNATUR y al Gobierno Regional evaluar el impacto del incendio en la actual temporada turística, con el objeto de fortalecer, si fuera necesario, la información y campañas promocionales para impedir que se vea afectado el flujo de visitantes a la Región y, particularmente, a la Provincia de Última Esperanza.

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