mayo 23, 2011

21 de Mayo: ¿Cuenta anual o comparecencia del Presidente ante el Parlamento?

Los parlamentarios deben poder replicar dichos del Jefe de Estado.




Lo ocurrido el sábado pasado, con ocasión de la tradicional cuenta anual del estado político y administrativo de la Nación, que el Presidente de la República realiza ante el Congreso Nacional, demostró, una vez más, que la actual modalidad institucional está agotada.


Más allá de la persona o coalición que detente el Poder Ejecutivo este rito se ha convertido en un monólogo que resulta repetido y carente de sustancia. Un festival de anuncios y auto halagos, más que un verdadero balance, respecto del cual los legisladores carecen de una instancia para formular apreciaciones.


Por ello, creo necesario promover una reforma constitucional con el objeto de reemplazar esta cuenta anual por una comparecencia del Jefe de Estado ante el Parlamento, de modo que tras su intervención los bloques de gobierno y oposición puedan expresar su opinión y replicar los dichos del Primer Mandatario.


¡ Qué bueno hubiera sido poder hacer patente ante el país diferencias en torno a la matriz energética, advertir que el cambio en la metodología de cálculo es lo que motiva las abultadas cifras de empleo, señalar que los complacientes datos en torno a la reconstrucción se basan en la mera entrega de subsidios de papel o que no hubo mención alguna respecto de la crisis del gas en Magallanes, ciertamente el mayor conflicto social del último período !


Si bien estas comparecencias son propias del régimen de gobierno parlamentario, nuestra Constitución ya ha recogido instituciones de dicho sistema, como la interpelación a los Ministros, al tiempo que ha avanzado en aumentar significativamente los derechos y prerrogativas de la oposición, buscando equilibrar la desmesurada preeminencia del Ejecutivo, tanto del texto original de la Carta Fundamental de 1980, como de los anteriores.


El país necesita seguir perfeccionando el sistema democrático aumentando la participación de la ciudadanía y promoviendo una mayor responsabilidad política de los gobernantes, lo que ciertamente requiere de espacios institucionales en los que poder ejercer el legítimo derecho a disentir y formular observaciones respecto del rumbo del país.


No creo que una comparecencia del Presidente de la República ante el Parlamento pueda prestarse para incidentes o desórdenes. Por el contrario, la posibilidad de rebatir directamente al Primer Mandatario y generar un legítimo diálogo democrático sustituirá la necesidad de que los legisladores deban expresarse con carteles. Me parece, además, que para el país constituirá un gran ejercicio cívico y una muestra cabal que se puede discrepar con altura de miras y respeto.

1 comentario:

Hunter dijo...

Tal como dije en el otro tema, de verdad creo que la cuenta al congreso pleno que el presidente da los 21 de mayo ya no tiene razón de ser, está agotada.
Como Ud, dice, es un festival de anuncios y auto halagos, donde el presidente de turno trata de mostrar que estamos en jauja y sus paritdarios aplauden a rabiar, a su vez la oposición critica a rabiar y señala que vivimos poco menos que en el infierno, sin contar con la violencia callejera que se está produciendo esos 21.
No estoy de acuerdo si con la comparecencia del presidente al parlamento, primero, porque es de la naturaleza de un sistema parlamentario y segundo he visto la comparecencia de presidente del gobierno español y es un circo y como de allá venimos, me imagino la chacota que se produciría, peor que la cuenta de los 21 de mayo.
Por otra parte no se puede interpelar al presidente de turno por promesas incumplidas, todos tienen tejado de vidrio.
Más aún habiéndose introducido la posibilidad de interpelar a los ministros, institución propia también del sistema parlamentario y no se que hace en un sistema presidencial, pero bueno, usenla los parlamentarios y si bien no pueden censurar a los ministros interpelados, si pueden acusarlos constitucionalmente, basta y sobra con eso y no ver el triste espéctaculo que da el presidente de turno que habla para su barra, mientras que la mayoría de los parlamentarios está en otra, durmiendo en el salón de honor o en internet