
Lamentamos la insensibilidad del Gobierno por no permitir que los beneficios del buen momento económico se extiendan a los trabajadores y hogares de menores ingresos. El precio del cobre y otros productos de exportación y las auspiciosas cifras de empleo, inversión y crecimiento, hicieron pensar que este año podría haber un reajuste del salario mínimo importante, que aliviara la situación de los hogares más modestos y avanzara en mejorar la distribución del ingreso.
Sin embargo, el Gobierno cerró esa puerta y presentó al Congreso un reajuste. Este salario mínimo de 182 mil pesos no sirve para satisfacer las necesidades básicas de una familia y constituye una tremenda injusticia y una bofetada para miles de chilenos.
Estas son las razones de fondo por qué la ciudadanía se está manifestando en las calles de nuestro país y por qué el Presidente Piñera cae en picada en las encuestas: porque se Gobierna para los ricos y se vela más por los equilibrios y las cifras gruesas que por los hogares.
Este tipo de medidas también afectan el prestigio de las instituciones democráticas y los políticos, en general. La gente aprecia que mientras se lucen cifras de empleo y crecimiento, se vive en una sociedad tremendamente injusta, desigual, que no les da oportunidades para mejorar sus niveles de vida sino al precio de un endeudamiento usurero, mientras el Gobierno y la clase política poco o nada hacen para corregir esta situación.
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