junio 04, 2010

Rechazo medidas que apuntan a la privatización de la salud pública

Gobierno busca transformar hospitales en malls de la salud que terminarán asfixiando al sector estatal.

Rechazo absolutamente el modelo de gestión que está implementando el Gobierno y que implica el comienzo de la privatización de la salud pública. Me sumó al rechazo que tanto los gremios como otros parlamentarios, entre los que se cuenta el ex Presidente del Colegio Médico y actual diputado Juan Luis Castro han manifestado a la propuesta de la cartera de incluir en los nuevos establecimientos en vías de construcción, la licitación de espacios o prestación de servicios complementarios a la labor clínica.

Lamento que el Ministerio de Salud esté aprovechando las evidentes necesidades existentes en materia sanitaria en la región, como la falta de farmacias que presten un servicio más expedito y con un horario de atención más amplio a la población, para emprender una línea de acción que apunta claramente a asfixiar la salud pública por la vía de ir ingresando competencia al interior de los recintos.

En este tipo de decisiones hay una “letra chica”, cual es que se busca hacer competir al sector público con el privado, transformando los nuevos hospitales en un mall, donde si bien se entregan alternativas a la población, a la larga se termina privatizando el servicio al hacerse inútil o poco conveniente su otorgamiento por parte del sector público.

Se aprovecha la figura de las concesiones ya no para costear la infraestructura o los servicios anexos a la labor hospitalaria como estacionamientos, seguridad o aseo, sino para comenzar a desmantelar áreas muy ligadas a la gestión clínica, partiendo por la alimentación y las farmacias, para seguir luego con otras, como laboratorios y rayos, lo que es inaceptable.

Se genera una competencia para luego terminar la prestación por parte del sector público, por haberse hecho innecesaria y la ciudadanía sabe lo que ocurre en salud cuando el prestador privado queda sin competencia pública, pues sobreviene el abuso y la colusión.

Los privados pueden competir desde fuera y prestar servicios alternativos para quienes puedan pagarlos, pero ingresarlos a los hospitales es un exceso que va en desmedro de la salud pública y terminará perjudicando tanto a sus usuarios como a sus funcionarios.

Tenemos que apuntar a mejorar los servicios que la ciudadanía necesita y atacar los problemas, como la insuficiencia de farmacias y otras prestaciones y la carencia de especialistas, pero la vía es mejorar la salud pública y no exterminarla.


Este modelo ya se vivió en el país en la década de los ’80 y terminó en la total destrucción de importantes roles del sector público, que hoy lamentamos, como ocurrió en materia previsional.

El mecanismo que se propone implica un aparente mejoramiento del servicio, pero que resulta un “caballo de Troya”, que implica comenzar con servicios anexos para luego ir traspasando paulatinamente más prestaciones a los privados, generando cesantía y dejando a los usuarios entregados al mercado.


Los gremios deben coordinarse con sus pares a nivel nacional, donde se está gestando un rechazo a esta política de gestión por parte del Ministerio, que apunta claramente a la privatización de la salud.

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